Desde siempre esperándote

Foo Fighters, Everlong




Si no conoces Everlong de Foo Fighters entonces te has perdido uno de los himnos más grande del rock alternativo de las últimas décadas. Si la conoces, entonces sabes a lo que me refiero. La melodía  medio hipnótica de su riff inicial le da una textura preciosa a toda la canción, creciendo luego en instensidad, con energía, y todo acompañado de la letra que habla de un amor que es armonía y pasión, palabras que nos lanzan directo al corazón de Dios

Ya el primer verso la canción nos pone en esa clave espiritual que buscamos: “hello… I’ve waited here for you, everlong”, es decir, “hola, he estado esperándote aquí, desde siempre” ¿No resuena en nosotros el Padre que esperaba pacientemente todos los días el regreso de su hijo amado, de su hijo pródigo? El Dios que nos primerea ha sido uno de los temas recurrentes del Papa Francisco: “cuando vamos a buscar a Dios nos damos cuenta que nos estaba esperando. El Señor nos primerea”. Tú estás en la búsqueda, y cuando lo encuentras, te das cuenta que Él te buscaba mucho más a ti, estaba a la puerta, te estaba esperando.

Quizás la imagen central de la canción es la de "cantar juntos" -de a dos. Cantar la propia vida es expresarla con la belleza y sinceridad que la música permite. Pero sobre todo cantar la vida junto a Dios nos permite hablar de una experiencia de comunión y armonía que toca el alma. Cuando nuestra vida se vuelve un canto junto al Señor nos hará decir tal como la canción si acaso “todo pudiera sentirse así tan real, si alguna vez algo podrá ser tan bueno como esto”. Comunión, sentido y trascendencia surgen de esa intimidad.

Finalmente destacar un último verso de la canción: “lo único que te pido es que no dejes de cantar aunque yo te diga que lo hagas -dice la canción-, you’ve got to promess not to stop when I say when. Esa es la oración cristiana, es muchas veces mi oración. De hecho, en la misa el sacerdote antes de la comunión le reza en silencio a Jesús “jamás permitas que me separe de ti”. Porque habrá momentos, Señor, en que querremos bajar los brazos, apagar la voz y dejar de cantar, ¡pero sigue tú cantando!, que tu voz nos impulse y nos lance de nuevo a la aventura a descubrir cada día que tu nos esperas desde siempre.



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