The Cranberries, Empty
Desde que empecé con la idea de este blog sabía que la canción Empty de The Cranberries en algún momento iba a llegar, pero no me animaba. La sentía como muy oscura, desgarradora, y yo normalmente quería transmitir más bien alegría y esperanza; además, temía un poco la exposición de reconocer que en mi propia vida también rondan sequías y vacíos. Creo que el Viernes Santo de hoy da el clima perfecto para compartir esta reflexión y también para camuflar un poco la propia melancolía en el ambiente de este día.
¿Has sentido alguna vez que la vida se te quiebra, que pierde consistencia y que de pronto se instala la sensación de un gran vacío? De eso se trata Empty. Del vacío que queda en la vida cuando de pronto alguien amado no está más.
Y el Dios que resuena en este canto nos permite expresar el dolor del alma, la profunda tristeza de perder a una persona amada. A veces es la muerte con su contundencia irrefrenable, otras tantas es la ruptura dolorosa de un vínculo. Que bien hace poder cantarlo, cantarle al Señor, empty, empty, empty… vacía se siente mi vida, Señor, sin su presencia… expresarle a Él lo que vivimos es una experiencia que sana.
En la vida cotidiana a veces Dios también parece ausentarse y experimentamos así algo de ese vacío. Cuántas personas me comentan muchas veces “no siento a Dios, como que me dejó, como que se me ha ido”. La letra de esta canción puede ayudar a expresar lo difícil que puede ser sentir ese “perder a Dios”… ¿No ves, mi Dios, lo vacío que me siento sin ti? La vida de oración para muchos cristianos es un diálogo constante, un alzar al cielo la voz del corazón varias veces al día, es sentir vivamente que se camina junto al Señor. Pero hay momentos, a veces días o incluso períodos de la vida en que Dios parece ausentarse. El gozo y la dicha de estar con él se diluyen porque no se experimenta su presencia.
¿Qué habrán sentido los discípulos el viernes de la crucifixión y muerte del Señor? La esperanza de sus vidas estaba muerta, la persona que había cautivado su corazón y había dado sentido a sus vidas ya no estaba más. Pero la desilusión y el vacío llegarían a buen puerto, eso lo sabemos. Porque las tinieblas nunca tienen la última palabra
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